ría, tratándose de sus hijos, que fuera la vez primera que desoía sus ruegos y consejos.
Cediendo á un impulso sincero, dijo á la Marquesa que consentía en los dos matrimonios, y que como no gustaba de hacer las cosas á medias, todo lo haría tan bien como se había propuesto hacerlo en sus primeros planes: una de las primeras cosas que pidió fué conocer a los padres de Raoul.
No hay para qué encarecer cuánto se agradaron ambas familias, cuánto se comprendieron; y el Marqués tuvo que convenir á solas con su mujer y sus hijos que no valían menos que las familias con quienes había pensado aliarse, y valían más que otras que se habían unido á las de su propia alcurnia y posición.
XIV.
Una de las cosas más agradables para los enamorados es hacer planes para cuando estén casados. Irene hablaba siempre de viajar, de conocer países y costumbres; y como á Raoul le pasaba lo mismo, convinieron en viajar largo tiempo, y á fuerza de