que acaban por aceptarse. La Baronesa envió las invitaciones á sus conocidos, poniendo manuscrito: « De parte de la baronesa de Pessac. >> Yolande las vió despachar orgullosa y risueña al releer los nombres en los sobres. ¡El del matrimonio de Esternay en los salones chics! ¡qué gloria!
Cuando se encontró con sus primos, les dijo: « Doy un baile dirigido por la baronesa de Pessac, con quien he hecho conocimiento, y está muy amable conmigo y va á introducirme en su sociedad. No os convido porque os fastidiariais...
— ¿Y cómo sabes que nos fastidiariamos?
— Como no conocéis á esa sociedad...
— Ni querríamos conocer tampoco, respondió airado Raoul, á esa mujer da malas costumbres...
— Esas son calumnias que han llegado hasta tí, y...
— Y bueno es que sepas que tu madre sabe, por casualidad, lo que es, y la matarías de pena si supiese que ella es la que te introduce y proteje en esa sociedad chic, como la llamas, es decir, frívola y descarada.
— No lo es, y en todo caso mamá no la sabrá; no recibe á nadie ni lee periódicos, y á menos que tú...