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el de nuestros padres contra Angulema..

Desfavorable fué la hora en que yo divisé á Cádiz por primera vez. Hay que descubrirla á lo lejos, en un día de sol (como pude verla más adelante, ora al abandonarla por mar al mes siguiente; ora al acercarme á ella siete años después, procedente de la rada de Tetuán; ora al contemplarla días y días desde Rota, sobre todo al caer la tarde, cuando los fulgores horizontales de Poniente la hacen reverberar entre las ondas azules...) Parece entonces fantástico palacio de nácar y oro, que surge del brillante Océano, á la evocación de algún Genio de Las Mil y una noches... Relucen como piedras preciosas todos sus cristales; semejan filigranas de plata sus blancas azoteas; ciñe cándida orla de espuma sus graciosas murallas y elegantes castillos, y destácanse sus torres sobre el propio mar, no sobre el cielo, para que la Ondina no deje en modo alguno de pertenecer á las salobres aguas...

Pero penetremos en Cádiz, como, en efecto, penetramos... al día siguiente, por