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aquel rio abajo; y queriendo descargar las balsas para echar los bastimentos en el bergantín, hallamos que todo, lo mas dello venia mojado, y viendo que si no se enjugaba so perderia todo, y nuestro trabajo seria perdido, y no teniamos donde buscar otro remedio, hice escoger todo lo enjuto, y metilo en el bergantin, y lo mojado echarlo en las dos barcas y dos canoas, y enviélo á mas andar al pueblo para que lo enjugasen, porque en todo aquel golfo no habia donde por sor todo anegado; y así se fueron, y mandéles que luego volviesen las barcas y canoas á ayudarme á llevar la gente, porque el bergantín y una canoa que quedaba no podía llevar toda la gente; y partidaslas barcas y canoas, yo me hice á la vela, y me fui adonde habia de esperar la gente que venia por tierra, y esperéla tres dias, y á cabo destos llegaron muy buenos, excepto un español, que dijeron haber comido en el camino ciertas yerbas, y murió casi súbitamente; trajeron un indio que tomaron en aquel pueblo donde yo los dejé, que venia descuidado, y porque era diferente de los de aquella tierra así en lengua como en hábito, le pregunté casi por señas, y porqué entre los indios presos se halló uno que le entendia, y dijo ser natural de Teculutlan; y como yo oí el nombre del pueblo, parescióme que lo habia oido decir otras veces, y desque llegué al pueblo miré ciertas memorias que yo tenia, y hallé ser verdad que le habia

oido nombrar, y paresció por allí no haber de