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dallos esperándonos á aquel paso, y como la canoa y balsas que iban delante habian dado donde nosotros después dimos, habianlos flechado y herido casi á todos; aunque con saber que veniamos atrás no se hobieron con ellos tan reciamente como después con nosotros, y nunca la canoa nos pudo avisar, porque no pudo volver con la corriente; y como nosotros dimos en tierra, alzan muy gran alarido y echan tanta cantidad de flechas é piedras, que nos•hirieron á todos, y á mí me hirieron en la cabeza, que no llevaba otra cosa desarmada, y quiso nuestro Señor que allí era una barranca alta y hácia el rio gran hondura, y á esta causa no fuimos tomados, porque algunos que se quisieron arrojar á saltar en la balsa y barca con nosotros, no les fue bien; que como ora oscura, cayeron al agua, y creo que escaparon pocos. Fuimos tan presto apartados dellos, con la corriente, que en poco rato casi no los oíamos; y ansí anduvimos casi toda aquella noche, sin hallar más reencuentro sino algunas gritállas que canoas nos daban de lejos, y otras desde as barrancas del rio: porque está todo de la unalparte y de la otra poblado, y de muy hermosas he redades de huertas de cacao y de otras frutas; y cuando amanesció estábamos hasta cinco leguas de la boca del rio que sale del golfon, donde nos estaba esperando el bergantin, y llegamos aquel día casi á mediodia, de manera que en un día entero y una noche anduvimos veinte leguas grandes por