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un arroyo muy hondo que entra en la laguna, y no tiene sino sola una entrada llana, y todo él está cercado de un fosado hondo, y después del fosado un petril de madera hasta los pechos de altura, y después deste petril de madera una cerca de tablones muy gordos, de hasta dos estados en alto, con sus troneras en toda ella para tirar sus flecha; y á trechos de la cerca unas garitas altas que sobrepujaban sobre ella cerca otro estado y medio, asimismo con sus torreones y muchas piedras encima para pelear donde arriba, y sus troneras tambien en lo alto y de dentro de todas las casas del pueblo, ansimismo sus troneras y traveses á las calles, por tan buena órden y concierto que no podia ser mejor, digo para propósito de las armas con que ellos pelean. Aquí hice ir alguna gente por la tierra á buscar la del pueblo y tomaron dos ó tres indios, y con ellos envié al uno de aquellos mercaderes de Acalan, que habia tomado en el camino, para que buscasen al señor, y le dijesen que no hubiese miedo ninguno, sino que se volviese á su pueblo; porque yo no le venia á hacer enojo, antes le ayudaria en aquellas guerras que tenia, y le dejaria su tierra muy pacífica y segura; y desde á dos dias volvieron y trajeron á un tio del señor consigo, el cual gobernaba la tierra, porque el señor era muchacho; y no vino el señor porque diz que tuvo temor, y á este hablé y aseguré, y se fué conmigo hasta otro pueblo de la misma provincia,