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allí saliamos á dar al pueblo y muy cerca dél, y mandé á los que iban delante haciendo el camino que llevasen aquel aguja consigo y siguiesen aquel rumbo, sin se apartar dél, y así lo hicieron; y quiso nuestro Señor que salieron tan ciertos, que á hora de vísperas fueron á dar medio á medio do unas casas de sus ídolos, que estaban en medio del pueblo; de que toda la gente hobo tanta alegría, que casi desatinados corrieron todos al pueblo, y no mirando una gran ciénaga que estaba antes que en él entrasen, se sumieron en ella machos caballos, que algunos dellos no salieron hasta otro dia, aunque quiso Dios que ninguno peligró; y los que veniamos atras desechamos la ciénaga por otra parte, aunque no se pasó sin harto trabajo.

Aquel pueblo de Siguatecpan hallamos quemado hasta las mezquitas y casas de sus ídolos, y no hallamos en él gente ninguna, ni nueva de las canoas que habian venido el rio arriba. Hallóse en él mucho maíz, mucho más granado que lo de atras, y yuca y agro y buenos pastos para los caballos; porque en la ribera del rio, que es muy hermosa, habia muy buena yerba, y con este refrigerio se olvidóalgo del trabajo pasado, aunque yo tuve siempre mucha pena por no saber de las canoas que habia enviado el rio arriba; y andando mirando el pueblo, hallé yo una saeta hincada en el suelo, donde conocí que las canoas habian llegado allí, porque todos los que venían en ellas eran ballesteros, y dióme mas pena