Página:13 Cartas del Famoso Conquistador Hernán Cortés.pdf/417

Esta página ha sido corregida
406

tanto extremo, que no diesen causa á que todos pereciesen, y que lo llamasen y no hobiesen nin- gun temor; y dos de aquellos principales pareció que lo iban á llamar. E dende á poco volvió con ellos uno de los más principales de todos aquellos, que se llamaba Ciguacoacin, y era el capitan y gobernador de todos ellos, é por su consejo se seguían todas las cosas de la guerra; y yo le mostré buena voluntad, porque se asegurase y no tuviese temor; y al fin me dijo que en ninguna manera el señor vernia ante mí, y antes queria por allá morir, y que á él pesaba mucho desto; que hiciese yo lo que quisiese. Y como ví en esto su determinacion, yo le dije que se volviese á los suyos, y que él y ellos se aparejasen, porque los queria combatir y acabar de matar; y así se fué. Y como en estos conciertos se pasaron más de cinco horas, y los de la ciudad estaban todos encima de los muertos, y otros en el agua, y otros andaban nadando, y otros ahogándose en aquel lago donde estaban las canoas, que era grande, era tanta la pena que tenian, que no bastaba juicio á pensar cómo lo podian sufrir; y no hacian sino salirse infinito número de hombres, mujeres y niños hácia nosotros. Y por darse priesa al salir, unos á otros se echaban al agua, y se ahogaban entre aquella multitud de muertos; que, segun pareció, del agua salada que bebian, y del hambre y mal olor, habia dado tanta mortandad en ellos, que murieron más de cincuenta mil ánimas. Los