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que recibian daño, venian, los perros, tan rabiosos, que en ninguna manera los podiamos detener ni que nos dejasen de seguir. E todo el dia se gastara en esto, sino que ya ellos tenian tomadas muchas azoteas que salen á la calle, y los de caballo recibian á esta causa mucho peligro; y así, nos fuimos por la calzada adelante á nuestro real, sin peligrar ningun español, aunque hubo algunos heridos; é dejamos puesto fuego á las más y mejores casas de aquella calle, porque cuando otra vez entrásemos, dende las azoteas no nos hiciesen daño. Este mismo dia el alguacil mayor y Pedro de Albarado pelearon cada uno por su estancia muy reciamente con los de la ciudad, é al tiempo del combate estariamos los unos de los otros á legua y media [1] y á una legua; porque se extiende tanto la poblacion de la ciudad, que aun diminuyo la distancia que hay, y nuestros amigos que estaban con ellos, que eran infinitos, pelearon muy bien y se retrujeron aquel dia sin recibir ningun daño.

En este comedio, don Hernando, señor de la ciudad de Tesáico y provincia de Aculuacan, de que arriba he hecho relacion á vuestra majestad, procuraba de atraer á todos los naturales de su ciudad y provincia, especialmente los principales, á

  1. No exagera cosa alguna en esto, porque desde la garita de San Anton ó de la Piedad se puede ir por calles sin faltar edeficios hasta Tacuba, y así cuenta bien legua y média y aun dos leguas.