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cha, y detrás estaba infinita gente de guerra; é como comenzamos á combatir el albarrada, y los ballesteros y escopeteros les hacian daño, desamparáronla, y los españoles se echaron al agua y pasaron adelante por donde hallaron tierra firme. Y en media hora que peleamos con ellos les ganamos la principal parte de la ciudad; é retraidos los contrarios por las calles del agua y en sus canoas, pelearon hasta la noche. E unos movian paces, y otros por eso no dejaban de pelear; y moviéronlas tantas veces sin ponerlo por obra, que caimos en la cuenta, porque ellos lo hacian para dos efectos, el uno para alzar sus haciendas en tanto que nos detenian con la paz; el otro por dilatar tiempo en tanto que les venia socorro de México y Temixtitan. E este dia nos mataron dos españoles porque se desmandaron de los otros á robar, y viérense con tanta necesidad, que nunca pudieron ser socorridos. E en la tarde pensaron los enemigos cómo nos podrían atajar de manera que no pudiésemos salir de su ciudad con las vidas. E juntos mucha copia dellos, determinaron de venir por la parte que nosotros habiamos entrado; y como los vimos venir tan súpito, espántamonos de ver su ardiz y presteza, y seis de caballo y yo, que estábamos mas á punto que los otros, arremetimos por medio dellos. E ellos, de temor de los caballos, pusiéronse en huida; y así, salimos de la ciudad tras ellos, matando muchos, aunque nos vimos en harto aprieto;