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agora otro Muteczuma, para que haga todo lo que quisiéredes?» Y estando en estas pláticas, yo me llegué una vez cerca de una puente que tenian quitada, estando ellos de la otra parte, hice señal á los nuestros que estuviesen quedos; y ellos tambien, como vieron que yo les queria hablar, hicieron callar á su gente, díjeles que ¿por qué eran locos y querian ser destruidos? Y si habia allí entre ellos algun señor principal de los de la ciudad, que se llegase allí, porque le queria hablar. Y ellos me respondieron que toda aquella multitud de gente de guerra que por allí veía, que todos eran señores; por tanto, que dijese lo que queria. Y como yo no respondí cosa alguna, comenzáronme á deshonrar; y no sé quién de los nuestros, díjoles que se morian de hambre, y que no les habiamos de dejar salir de allí á buscar de comer. Y respondieron que ellos no tenían necesidad, y que cuando la tuviesen, que de nosotros y de los de Tascaltecal comerian. E uno dellos tomó unas tortas de pan de maíz, y arrojólas fácia nosotros, diciendo: Tomad y comed, si teneis hambre; que nosotros ninguna tenemos. Y comenzaron luego á gritar y pelear con nosotros. E como mi venida á esta ciudad de Tacuba habia sido principalmente para haber plática con los de Temixtitan y saber qué voluntad tenian, y mi estada allí no aprovechaba ninguna cosa, á cabo de los seis dias acordé de me volver á Tesáico para dar priesa en ligar y acabar los bergantines, para por la tier-