racionalización que ya se está llevando a cabo, con un Centro de Información Documentada y un Centro de Estudios, prosiguiendo su labor de entregar herramientas al legislador y completarla proporcionándole instrumentos captadores de la realidad mundial.
Y, por último, “in specie aeternitas” (porque una biblioteca vive más que los hombres que en ella trabajan) está la condición misma de servicio de esta Biblioteca, que se dirige al potencial legislador por lo cual ella es educadora en un amplio sentido, dinamizando el saber acumulado a través de su acción a toda la comunidad: acción permanente, sensible y rigurosa, abierta y específica, liberadora de la miseria de la ignorancia y fomentadora de la riqueza cultural”.
Dentro de las conclusiones de la Comisión, que trabajó en subcomisiones específicas, cabe destacar aquellas que se referían a los aspectos técnicos y al diagnóstico de la capacidad instalada, de la idoneidad y capacidad de los funcionarios para cumplir con las funciones requeridas y de las facilidades que para ello brindaba el mobiliario, estanterías, lugares de trabajo y en general las condiciones que permitían una óptima atención de público. Agregó un estudio básico para formular las recomendaciones que se refirieron detalladamente no sólo a las funciones a desarrollar con sus respectivas tareas y metodologías, sino al perfil de los funcionarios que debían contratarse en el apoyo a a función legislativa. Con respecto a esto último, junto a la concepción de la Biblioteca como un Centro de Información Documentada, recomendaba la Comisión la creación de un grupo de trabajo de estudios específicos sobre materias aprobadas como prioritarias en la agenda legislativa, para asesorar más directamente a los parlamentarios.
Estas reflexiones inspiraron el funcionamiento de la Biblioteca hasta 1990 y devinieron en modelo para muchas bibliotecas del país y de Latinoamérica.