candidatura fue levantada como una solución frente a la grave crisis social, económica y política que vivía Chile, como consecuencia, en gran medida, del derrumbe de la minería del salitre en el norte de país.
Así, don Arturo que impulsaba desde el Gobierno un vasto programa de reformas laborales, observó como sus proyectos legislativos eran rechazados por un Senado mayoritariamente opositor que continuaba con estériles prácticas parlamentaristas. En medio de a efervescencia política, en septiembre de 1924, don Arturo renunció al mando, retornándolo seis meses más tarde. Muchas de las reformas laborales fueron aprobadas finalmente y Alessandri, despidiéndose del cargo promulgó, en septiembre de 1925, una nueva Constitución política para el país.
En medio de una permanente tensión social, en diciembre de aquel año asumió la Presidencia de la República don Emiliano Figueroa L., aunque quien verdaderamente ejercía el poder era su ministro de guerra y luego Vicepresidente, coronel Carlos Ibáñez del Campo que, finalmente, asumiría en 1927 el sillón presidencial, tras la renuncia del Mandatario.
Ibáñez, sin disolver el Congreso, logró que este resultara compuesto por