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ÉGLOGA SEGUNDA.
GALATEA.
Se abrasaba en amor por Galatea
El pastor Coridon, zagala hermosa,
En quien su amado dueño se recrea;
Y ya sin esperanza
De que á su ardiente amor correspondiera,
A los desiertos montes se salia,
Y en la verde espesura,
Tristísima y sombría,
Con esfuerzo impotente
Su dolor lamentaba y desventura,
Esparciendo estos versos discordados
Por los montes y valles y collados.
¡Oh cruel Galatea y despiadada,
De mí tan deseada!
¿Por qué, ingrata, te alejas,
Mis versos amorosos despreciando,
Y perecer me dejas