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—¿Por qué no, cuando ahi precisamente es donde está la ilusion?

—Se adquiere la costumbre de referirlo todo al numerario: se dice, esto vale 5, 10, 20 frs. como se pudiera decir, esto pesa 5, 10, 20 gramos, esto tiene 5, 10, 20 metros, la superficie de esta tierra es de 5, 10, 20 hectáreas; y de aqui se deduce que la moneda es la medida de todo valor.

—¡Diablo! si no lo es por lo menos lo parece.

—Si no digo que no lo parezca, y esa es la desgracia; pero no es en realidad. Una medida de longitud, de capacidad, de peso, de superficie, es una cantidad que se ha convenido elegir por unidad y que es inmutable; pero no sucede lo mismo con el oro ó con la plata. Asi varian los metales preciosos como el trigo, el vino, el paño ó el trabajo, y las mismas causas influyen en estas variaciones; como que el origen es el mismo y á idénticas leyes estan sujetos todos los productos. Para que podamos emplear el oro es indispensable, como para el hierro: el trabajo de los mineros, los adelantos de los capitalistas, el concurso de los marinos y de los comerciantes. Vale mas ó menos, segun cuesta mas ó menos de producir, segun hay mayor ó menor cantidad en el mercado, y finalmente segun el pedido es mayor ó menor; en una palabra está sujeto, en cuanto á las fluctuaciones de valor, á las mismas leyes que todos los productos de la industria. Mas he aqui una circunstancia estraña, que da origen á muchas ilusiones. Cambia el valor del numerario y sin embargo, á los demás productos se atribuye en el lenguaje comun la variacion. Supongamos que todas las circunstancias relativas al oro quedan las mismas; pero que la cosecha de trigo es mala. El trigo sube de precio y se dice: «El hectólitro de trigo que valia antes 20 fr. vale ahora