Otras canciones a Guiomar
A la manera de Abel Martín y de Juan de Mairena
I ¡Sólo tu figura, como una centella blanca, en mi noche oscura! * ¡Y en la tersa arena, cerca de la mar, tu carne rosa y morena, súbitamente, Guiomar! * En el gris del muro, cárcel y aposento, y en un paisaje futuro con sólo tu voz y el viento; * en el nácar frío de tu zarcillo en mi boca, Guiomar, y en el calofrío de una amanecida loca; * asomada al malecón que bate la mar de un sueño, y bajo el arco del ceño de mi vigilia a traición, ¡siempre tú! Guiomar, Guiomar, mírame en ti castigado: reo de haberte creado, ya no te puedo olvidar II Todo amor es fantasía; él inventa el año, el día, la hora y su melodía; inventa el amante y, más, la amada. No prueba nada, contra el amor, que la amada no haya existido jamás. III Escribiré en tu abanico: te quiero para olvidarte, para quererte te olvido. IV Te abanicarás con un madrigal que diga: en amor el olvido pone la sal V Te pintaré solitaria en la urna imaginaria de un daguerrotipo viejo o en el fondo de un espejo, viva y quieta, olvidando a tu poeta VI Y te enviaré mi canción: “Se canta lo que se pierde”, con un papagayo verde que la diga en tu balcón VII Que apenas si de amor el ascua humea sabe el poeta que la voz engola y, barato cantor, se pavonea con su pesar o enluta su viola; y que si amor da su destello, sola la pura estrofa suena, fuente de monte, anónima y serena. Bajo el azul olvido, nada canta, ni tu nombre ni el mío, el agua santa. Sombra no tiene de su turbia escoria limpio metal; el verso del poeta lleva el ansia de amor que lo engendrara como lleva el diamante sin memoria -frío diamante- el fuego del planeta trocado en luz, en una joya clara... VIII Abre el rosal de la carroña horrible su olvido en flor, y extraña mariposa, jalde y carmín, de vuelo imprevisible, salir se ve del fondo de una fosa. Con el terror de víbora encelada, junto al lagarto frío con el absorto sapo en la azulada libélula que vuela sobre el río, con los montes de plomo y de ceniza, sobre los rubios agros que el sol de mayo hechiza. se ha abierto un abanico de milagros -el ángel del poema lo ha querido- en la mano creadora del olvido...