Otra versión del Carlanco
Había tres ovejitas que se reunieron para labrarse una casita; hiciéronlo así con muchas ramitas y yerbecitas, y después de concluida, la mayor se metió en ella, atrancó la puerta y dejó a las otras fuera; las otras no tuvieron más remedio que labrarse otra, y concluida que fue, la mayor de las dos se metió dentro, cerró la puerta y dejó a la más chica fuera, sola y abandonada. Echose esta a llorar, cuando acertó a pasar un albañil, y le preguntó que qué tenía, y la ovejita se lo contó. Entonces el albañil le labró una casa muy buena, con sus paredes de cantos y su techo de teja; además, revistió la puerta y toda la casa de púas de hierro, por si venía el Carlanco que se clavase en ellas.
Vino el Carlanco, y llegando a la casita de la oveja mayor, dijo:
- Abre la puerta al Carlanco,
- Si no te mato.
- La ovejita contestó:
- -Ábrela, guapo.
Entonces echó la puerta, que era de ramas, abajo, y se la comió, y lo mismo sucedió con la segunda; pero cuando llegó a la casa de la tercera dijo:
- Abre la puerta al Carlanco,
- Si no te mato.
- La ovejita contestó:
- -Ábrela, guapo.
Entonces se echó con tanta furia contra la puerta, que se clavó todas las púas y se quedó muerto.