Oro y ébano/Paisaje de verano

Paisaje de verano editar




El cristal de la atmosfera se ahúma

con el incienso de las quemas. Flota

un acre olor. Tras la azulada bruma

vuela, rumbo hacia el mar, una gaviota.


La selva anciana de seis mil abriles,

alta y adusta, encórvase a lo lejos,

esfumando en las tardes sus perfiles,

dorados por los últimos reflejos.


Tramonta el sol la pétrea serranía

como envuelto en purpúreos tafetanes,

y allá en la estepa, donde sangra el día


y la mirada atónita se pierde

?pendón de un regimiento de titanes?,

iza una palma su penacho verde.