Ocho claves para vivir con fibromialgia/Conocer al compañero de viaje

#01 |
CONOCER AL
COMPAÑERO
DE VIAJE

¿QUÉ ES LA
FIBROMIALGIA?

LA FIBROMIALGIA ES:


Una enfermedad crónica.


Una enfermedad cuyo
principal síntoma es el
dolor generalizado.


Una enfermedad para la

que no existe un tratamiento

que la cure.


Una enfermedad cuyos
síntomas pueden aliviarse
mucho mediante diferentes
tratamientos y terapias.


Una enfermedad que
reduce la calidad de vida.




LA FIBROMIALGIA NO ES:


Una enfermedad degenerativa,
sus síntomas no necesariamente
se agravan con el tiempo más
allá del envejecimiento natural.


Una enfermedad que
impida ser feliz.


Una enfermedad que, por sí
misma, reduzca la esperanza
de vida.


Una enfermedad que,
por sí misma, impida hacer
actividad física o llevar una

vida activa.

¿CÓMO SE
DIAGNOSTICA?

El diagnóstico de la fibromialgia está cargado de aspectos culturales. Un estudio realizado en Estados Unidos y publicado en 2016 por Wolfe y colaboradores, mostró que el 82 % de los falsos positivos (es decir, personas diagnosticadas con fibromialgia sin cumplir con los criterios) fueron de raza blanca y el 92 % fueron mujeres.

Existen unos criterios para el diagnóstico de la fibromialgia definidos por la American College of Rheumatology en 2010[1] y revisados posteriormente, que tienen en cuenta aspectos como las áreas dolorosas (y no puntos gatillo), la fatiga, el sueño no reparador o los problemas cognitivos.

La fibromialgia no debe diagnosticarse «por descarte», sino que debe hacerse en base a los criterios establecidos. No obstante, es habitual encontrar a personas diagnosticadas con fibromialgia que no cumplen con estos criterios.

A pesar de los problemas en el diagnóstico, la fibromialgia se ha consolidado como una enfermedad importante principalmente gracias a los avances en la investigación que han identificado un perfil concreto y específico que diferencia a personas con y sin la enfermedad.

Un ejemplo de estos estudios es el realizado por el científico español Santos Villafaina y colaboradores en 2019,[2] que encontró diferencias en la función cerebral entre mujeres con y sin fibromialgia. Concretamente, se descubrió que la actividad eléctrica del cerebro era diferente y que esas distinciones estaban relacionadas con el dolor que sufrían.

¿CUÁLES SON
LOS SÍNTOMAS?

El dolor es el síntoma más característico de la fibromialgia. Como se ha comentado, debe ser un dolor crónico y generalizado, que no se explique por otra causa como, por ejemplo, la artrosis o una lesión aguda. No obstante, es necesario puntualizar que el hecho de padecer otra enfermedad no significa que no pueda diagnosticarse con fibromialgia.

Existen diferentes hipótesis que tratan de explicar por qué se produce el dolor. En la actualidad, la más aceptada por la comunidad científica es la sensibilización central, que consistiría en un estado en el que el sistema nervioso central amplificaría la señal procedente de diferentes estímulos, de manera que un estímulo que para cualquier persona sería «no doloroso», el sistema nervioso central de las personas con fibromialgia lo interpreta como «doloroso». Del mismo modo, también se producirían mayores niveles de dolor al esperado ante estímulos ligeramente dolorosos. Esta sensibilización central puede estar vinculada no solo con el dolor, sino también con otros síntomas relacionados con la fibromialgia. No obstante, hasta ahora, la razón por la que se produce esta sensibilización sigue siendo desconocida. En general, la causa de la fibromialgia se atribuye a factores biológicos y psicosociales que predisponen la aparición de la enfermedad y la cronifican.

Además del dolor crónico, la fibromialgia se asocia con otra serie de síntomas, estos son:

PROBLEMAS DE SUEÑO

Consecuencias inmediatas: dificultades para conciliar el sueño y descansar adecuadamente por las noches.

Otras consecuencias: cansancio por las mañanas, irritabilidad, levantarse muy tarde o incluso a mediodía, dificultad para cumplir con las obligaciones familiares (llevar hijos/as o nietos/as al colegio, desayunar con el resto de la familia, etc.).

RIGIDEZ MUSCULAR

Consecuencias inmediatas: dolor y molestias musculares, sensación de agarrotamiento.

Otras consecuencias: aumento del tiempo necesario para prepararse por las mañanas (habitualmente la rigidez es mayor al levantarse), aumento de la fatiga muscular, aumento del esfuerzo muscular debido a que el músculo antagonista (el que se opone al movimiento) está más activado, aumento del riesgo de artrosis debido al incremento de la tensión en músculos y tendones los que podrían deformar la articulación.

A menudo, la felicidad y la calidad de vida de las personas con fibromialgia es reducida cuando se produce el diagnóstico. Sin embargo, poco a poco, estas van aumentando cuando la persona empieza a conocer y a aprender a vivir con la enfermedad.

TRASTORNOS PSICOLÓGICOS COMO ANSIEDAD O DEPRESIÓN

Consecuencias inmediatas: sensaciones de tristeza, miedo, desesperación o angustia.

Otras consecuencias: a menudo estos síntomas no se diagnostican de manera independiente, sino que se consideran parte natural de la enfermedad. Sin embargo, debe entenderse que los síntomas de ansiedad o depresión no tienen por qué darse en personas con fibromialgia, aunque sí es común que se presenten. Las consecuencias de este tipo de trastornos van más allá de los sentimientos del o la paciente, ya que repercuten en el entorno cercano, afectan a la familia y también la vida social. Por ello es uno de los aspectos a los que más hay que prestar atención a la hora de abordar esta enfermedad.

PROBLEMAS COGNITIVOS

Consecuencias inmediatas: dificultad para recordar aspectos cotidianos producto de los problemas de memoria, principalmente inmediata o a corto plazo. En general, la atención y la concentración también se reducen, lo que disminuye la capacidad para aprender y responder adecuadamente en ciertas ocasiones. Los problemas cognitivos se han identificado en aproximadamente tres de cada cuatro pacientes con fibromialgia (con ciertas variaciones en función de la fuente consultada y los instrumentos de medida). Al conjunto de síntomas que incluye problemas de memoria, falta de atención, dificultades de aprendizaje, baja velocidad de procesamiento o problemas con la función ejecutiva se le conoce con el nombre de «fibrofog». Este fenómeno aumenta la percepción de gravedad de la enfermedad, reduce la salud mental y tiene un gran efecto en la capacidad para mantener relaciones sociales y laborales, y es uno de los aspectos relacionados con la fibromialgia que más incapacita.

Otras consecuencias: pérdida de autoestima y dificultad para llevar a cabo algunas actividades de la vida cotidiana como, por ejemplo, hacer las compras.

¿ES LO MISMO LA FIBROMIALGIA Y EL SÍNDROME DE FATIGA CRÓNICA?

Tradicionalmente se han diagnosticado de manera conjunta estos dos síndromes, sin embargo, no son lo mismo y la clave de la diferencia es el dolor presente en la fibromialgia. Actualmente, a nivel mundial, el número de diagnósticos de síndrome de fatiga crónica está disminuyendo, mientras que el de fibromialgia está aumentando.

MALA CONDICIÓN FÍSICA Y PROBLEMAS DE EQUILIBRIO

Consecuencias inmediatas: aumento del riesgo de sufrir caídas y de la fatiga producida por cualquier tipo de actividad física, ya sea ligera, moderada o intensa.

Otras consecuencias: abandono de actividades por el cansancio que generan. Aumento del miedo a las caídas en diferentes situaciones, lo cual hace evitar la actividad física y, por tanto, disminuye aún más la condición física. Círculo vicioso de la inactividad física.

FATIGA

Consecuencias inmediatas: dificultades para llevar a cabo tareas cotidianas.

Otras consecuencias: problemas psicológicos como ansiedad, baja autoestima, desesperación, etc. Dificultades sociales y círculo vicioso.

El círculo vicioso de la inactividad física es un fenómeno que no solo se produce en personas con fibromialgia, sino que afecta a buena parte de la población. Cuando dejamos de hacer actividad física (no solo durante nuestro tiempo de ocio, sino también en nuestro día a día con las tareas del hogar, hacer las compras, salir con amigos, entre otras actividades), provocamos que nuestros músculos pierdan tono y sean menos capaces de generar fuerza y resistir esfuerzos. Esto hace que se reduzca nuestra fuerza, resistencia, agilidad, etc. Ante esto, cada vez nos sentiremos peor cuando hagamos esfuerzos físicos, ya que nos producirán dolor, rigidez o molestias musculares. Esto generará que rechacemos hacer actividades físicas y abandonemos ciertas actividades que antes nos parecían sencillas y cotidianas, como lavar la ropa, cocinar, usar el transporte público y muchas otras.

COACTIVACIÓN MUSCULAR

La fibromialgia supone un aumento del esfuerzo muscular necesario para realizar una actividad debido, entre otros aspectos, a la coactivación del músculo antagonista.

¿Qué significa esto? Vamos a poner como ejemplo los músculos del brazo. Para flexionar el codo (cuando queremos acercarnos una cuchara a la boca) necesitamos que nuestro músculo bíceps se active y haga que el antebrazo se acerque al hombro. El movimiento contrario, es decir, la extensión del codo, que haría que el antebrazo se alejara del hombro, se produce gracias a la activación del tríceps. En resumen, para flexionar el codo necesitamos que nuestro bíceps se active y nuestro tríceps se relaje. Ahora bien ¿qué ocurriría si ambos músculos estuvieran siempre activados? Si el tríceps está activado, el bíceps necesitará hacer más fuerza que si el tríceps estuviera relajado y eso es, precisamente y de manera general, lo que ocurre en las personas con fibromialgia. Diferentes estudios han identificado estas peculiaridades en la activación agonista-antagonista, destacando el estudio de Valkeinen y colaboradores (2008)* quienes encontraron una mayor coactivación de los músculos de las extremidades inferiores en mujeres postmenopáusicas con fibromialgia en comparación con mujeres postmenopáusicas sin fibromialgia al realizar una prueba física. Otros estudios de interés podrían ser los realizados por Jegede y colaboradores** y Donaldson y colaboradores.***

* Valkeinen, H., Häkkinen, A., Alen, M., Hannonen, P., Kukkonen-Harjula, K., Häkkinen, K. (2008) Physical fitness in postmenopausal women with fibromyalgia. Int J Sports Med.; 29(5): 408-413. DOI: 10.1055/s-2007-965818

** Jegede, A.B., Gilbert, C., Tulkin, S.R. (2008) Muscle characteristics of persons with fibromyalgia syndrome. NeuroRehabilitation, 23(3): 217-230.

*** Donaldson, C. C. S., Snelling, L. S., MacInnis, A. L., Sella, G. E., & Mueller, H. H. (2002). Diffuse muscular coactivation (DMC) as a potential source of pain in fibromyalgia-part 1. NeuroRehabilitation, 17 (1): 33-39.

FLEXIÓN DEL CODO


EXTENSIÓN DEL CODO

  1. Wolfe, F., Clauw, DJ, Fitzcharles, MA, et al. (2010) The American College of Rheumatology preliminary diagnostic criteria for fibromyalgia and measurement of symptom severity. Arthritis Care & Research, 62(5): 600-610. https://doi.org/10.1002/acr.20140
  2. Villafaina, S., Collado-Mateo, D., Fuentes-García, J. P., Cano-Plasencia, R., & Gusi, N. (2019). Impact of Fibromyalgia on Alpha-2 EEG Power Spectrum in the Resting Condition: A Descriptive Correlational Study. BioMed research international, 2019. https://doi.org/10.1155/2019/7851047