Observaciones de Cavanilles Tomo I: Prólogo III
Prólogo
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Observaciones de Cavanilles Tomo I | Antonio José de Cavanilles |
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[III]
tierras y peñas ; las conchas ó petrificadas ó sueltas que se hallan á cada paso ; los cortes pelados y desmoronados hácia el sur ó sueste ; la vasta extension de mon- tes , cerros , barrancos y lugares que se descubren , todo este cúmulo de objetos arrebata y deleyta el ánimo de un atento naturalista. Nácele allí grandiosas ideas acerca de la formacion de aquellas enormes masas ; del trastorno que expe- rimentarón , ó para perder en poco tiempo la mitad de su mole , ó para sufrir iguales pérdidas en muchos siglos ; de la fuerza de las aguas que lamiendo y ex- cavando peñas durísimas, con el transcurso del tiempo se abren paso , y vencen obstáculos al parecer insuperables.
Si al baxar de los montes se escogen otros puntos para descubrir las llanuras
cultivadas , se ven sepear mansamente los rios , oprimidos ántes en gargantas es- trechas ; y se observan mil canales de riego en varias direcciones , la infatigable industria de los Valencianos , la multitud de árboles y producciones , objetos todos que obligan á suspender el exâmen de los efectos de la naturaleza, para admirar los del arte. Recorriendo los ribazos de los rios se presentan nuevos objetos dignos de observación. Allí se ven con claridad y se pueden contar las varias capas y diferentes substancias de que se compone el actual terreno. Casi siemp`re alternan porciones horizontales de marga con otras de cantos rodados , los mas de la mis- ma naturaleza que los montes vecinos de donde baxáron con las aguas , y otros que la tienen diferente parecen fragmentos de masas que ya no exîsten.
Los montes y los cerros , que cubren la mayor parte del reyno , deben al pa-
recer su orígen á los cuerpos orgánicos que viviéron en el mar. Porque no sola- mente se componen de peñas calizas casi todos ellos, sino que tambien se notan bancos de hasta 30 palmos de grueso , formados de conchas amontonadas y dis- puestas en familias , muchas veces con su barniz natural , y casi siempre con su forma primitiva. Es cierto que la petrificacion no está siempre completa en dichos bancos , pero su posicion casi horizontal y su paralelismo dan indicios ciertos del orígen que debiéron tener en el fondo de las aguas. Así vemos que en el mon- te Meca , que parte términos entre Almansa y Ayora , alternan gruesos bancos de peña caliza con otros mas gruesos de aquellas ostras que los naturalistas llaman Peynes. La muela de Aras de Alpuente , cuya corona es de bancos calizos , ántes de llegar á aquella altura se compone de ostras rellenadas de mármol. En lo mas alto de Peñagolosa y en los montes de Cervera se hallan buccionos petrificados, que conservan las espiras y la forma exterior. Se ven con freqüencia conchas en los montes de Xixona , cullera , Castalla , y otros del reyno. Hasta estampas de pescados conocidos se conservan en los de pego. El propio elemento de estos ani- males ha sido siempre el mar ; en él nacen , viven , se multiplican y perecen. Las corrientes van amontonando los cadáveres y despojos , y así preparan materiales para formar montes , cuyos bancos quedan por lo comun horizontales , y siempre paralelos aun en las curvas. Parece pues cierto que los montes de reyno de Valencia se formáron en el fondo del mar , cuyas aguas cubriéron la superficie que habitamos.