Nunca mi mal terrible sentiría
Nunca mi mal terrible sentiría, ni descansar querría de mi pena, si cuidase tal vez que mi serena luz alegre y suave me sería; mas no sufre la indina suerte mía esta gloria, y de sí la aparta ajena, y a rendir la esperanza me condena, porque osé y di lugar a esta osadía. Haga el cielo que pierda en menor daño la memoria de aquel atrevimiento que tuve en ver mi afán no aborrecido, cuando agradó a mi bien que en dulce engaño sufriese ufano y ledo el mal que siento: mas ¿qué vale a quien muere en tibio olvido?