Nunca me vi tan solo ni apartado
Nunca me vi tan solo ni apartado, que lo pudiese estar de un pensamiento que me renueva el doloroso cuento de mi estado presente y del pasado; do Amor, por verme siempre lastimado con apariencias de contentamiento, modera su rigor, y luego siento con esperanza mi dolor mezclado. Entran luego los dos en su porfía, donde en fin el temor vence la prueba y pierde la esperanza mal fundada. En esto estoy mil veces cada día, y siempre el mismo caso me renueva tristes congojas y, pasión doblada.