Nunca me vi tan solo ni apartado

Nunca me vi tan solo ni apartado
de Hernando de Acuña


 Nunca me vi tan solo ni apartado,   
 que lo pudiese estar de un pensamiento   
 que me renueva el doloroso cuento   
 de mi estado presente y del pasado;   
 

 do Amor, por verme siempre lastimado  
 con apariencias de contentamiento,   
 modera su rigor, y luego siento   
 con esperanza mi dolor mezclado.   
 

 Entran luego los dos en su porfía,   
 donde en fin el temor vence la prueba 
 y pierde la esperanza mal fundada.   
 

 En esto estoy mil veces cada día,   
 y siempre el mismo caso me renueva   
 tristes congojas y, pasión doblada.