Nota del jefe de Orden Público de 25 de septiembre de 1936, Córdoba


Una de las cosas que más daño ha producido a la sociedad española, sobre todo en la juventud y en las masas obreras, ha sido la lectura de libros pornográficos y de propaganda revolucionaria, en especial la de autores rusos.
A tal descaro y profusión se había llegado en esto, que con dichas lecturas se habían envenenado las almas puras de la juventud y la sencilles y nobleza de los obreros. Los puestos de honor en las librerías los ocupaban dichas publicaciones, que sólo tenían por fin inculcar la rebeldía y el odio, así como relajar la moralidad y buenas costumbres de los españoles; los resultados los estamos viendo desgraciadamente, en los pueblos donde las hordas e indeseables marxistas actúan o han actuado.
En nuestra querida capital, al día siguiente de iniciarse el movimiento del Ejército salvador de España, por bravos muchahos de Falange Española fueron recogidos de kioscos y librerías centenaras de ejemplares de esa escoria de la literatura, que fueron quemados, como merecían. Asimismo, muy recientemente los valientas y abnegados Requetés realizaron análoga labor, recogiendo también otro gran número de ejemplares de esas malditas e insanas lecturas, que deben desaparecer para siempre del pueblo español; y como estoy dispuesto a limpiar Córdoba y su provincia de todo libro pernicioso para la sana sociedad, se da por esta Jefatura de Orden Público un plazo, que expira el 28 del actual, para que todos lo que tengan en su poder, en almacenes o establecimientos, libros o revistas pornográficos, revolucionarios o de alguna otra tendencia política y antipatriótica, los entreguen sin demora, previniéndoles que, transcurrido dicho plazo, y de ser encontrados algunos en los registros que oportunamente se ejecutarán, serán juzgados los contraventores con arreglo al bando militar.
Los propietarios de kioscos y librerías que ya hubieran entregado tales publicaciones, deben presentar en esta Jefatura una relación de los ejemplares que le fueron intervenidos, indicándose el número de los pornográficos y el de los social-revolucionarios, con el fin de que, en su día, se conozca la estadística correspondiente, demostrativa de cómo se iban infiltrando en el noble y honrado pueblo español las ideas destructivas de la sociedad e irrespetuosas contra la moral, que todos debemos conservar, para que en el porvenir sea la Patria española modelo de naciones en virtud y trabajo.
El jefe de Orden Público, Bruno Ibáñez.