NOCHE DIVINA


Este jardín nos cede su delicia,
Nos cede el árbol de manzanas lleno:
Fuente de dioses a la sed propicia,
Pan del instinto, para el hambre, bueno.


Mas blanco mármol sin igual pudicia
Fija en nosotros su mirar sereno:
Muslo desnudo, vigoroso el seno,
Puro, como la luz que lo acaricia.


Se hacen tus ojos demasiado azules,
Cubren tus manos impalpables tules
Y algo divino te levanta en vuelo.


No cortemos la fruta deleitosa
Y mire el alma para nunca rosa
Como es de azul la beatitud del cielo.