No nació la mujer para querida

No nació la mujer para querida
de Mariano Melgar


No nació la mujer para querida,
por esquiva, por falsa y por mudable;
y porque es bella, débil, miserable,
no nació para ser aborrecida.


No nació para verse sometida
porque tiene carácter indomable;
y pues prudencia en ella nunca es dable
no nació para ser obedecida.


Porque es flaca no puede ser soltera,
porque es infiel no puede ser casada,
por mudable no es fácil que bien quiera.


Si no es, pues, para amar o ser amada,
sola o casada, súbdita o primera,
la mujer no ha nacido para nada.