No luce el sol en el oriente un día
de Ignacio María de Acosta


 No luce el sol en el oriente un día
 sin que nazca en mi pecho una esperanza;
 mas ese bien de la ilusión no alcanza
 a dar consuelo a mi desgracia impía.
 

 El prisma hermoso de la infancia mía
 hízome ver la dicha en lontananza,
 y soñar ese bien que no se alcanza
 y con delirio el corazón ansía.
 

 Pasaron mis risueñas mocedades:
 el cabello se encuentra encanecido,
 sin fuerza ni vigor mis facultades.
 

 Despierto del letargo en que he dormido;
 quiero gozar al fin las realidades,
 y encuentro sólo que ilusión ha sido.