No es tan duro mi pecho que no sienta
No es tan duro mi pecho que no sienta la fuerza del dolor que en él desciende; mas amor, por más daño, me defiende que descubra las llagas de mi afrenta. quiere que calle el mal y que consienta la pena que me aqueja y siempre ofende, y en fuego desusado tarde enciende el corazón, que en llama se sustenta. Si esta grave pasión no perturbara el pecho, bien pudiera confiado llegar al dulce fin de la alegría; mas ¡ay, cuánto es esta esperanza cara! y por mirar su bien ¡cuánto ha pasado de afán y de tormento la alma mía!