[ fol. xlix. ]

Capitulo treynta y cinco :
de como el alcalde mayor nos rescibio bien la noche que llegamos.

C

Omo el alcalde mayor fue avisado de nuestra salida y venida : luego aquella noche partio y vino a donde nosotros estavamos, y lloro mucho con nosotros dando loores a dios nuestro señor por aver usado de tanta misericordia con nosotros : y nos hablo y trato muy bien : y de parte del governador Nuño de Guzman y suya nos ofrescio todo lo que tenia, y podia : y mostro mucho sentimiento de la mala acogida y tratamiento que en Alcaraz y los otros aviamos hallado : y tuvimos por cierto que si el se hallara alli se escusara lo que con nosotros y con los indios se hizo. Y passada aquella noche otro dia nos partimos, y el alcalde mayor nos rogo mucho que nos detuviessemos alli, y que en esto hariamos muy gran servicio a dios y a vuestra magestad, porque la tierra estava despoblada y sin [ fol. l. ]labrarse y toda muy destruyda, y los indios andavan escondidos y huydos por los montes sin querer venir a hazer assiento en sus pueblos : y que los embiassemos a llamar : y les mandassemos de parte de dios y de vuestra magestad, que viniessen y poblassen en lo llano, y labrassen la tierra. A nosotros nos parescio esto muy dificultoso de poner en effecto, porque no traymos indio ninguno delos nuestros ni delos que nos solian acompañar, y entender en estas cosas. En fin aventuramos a esto dos indios de los que trayan alli captivos, que eran de los mismos de la tierra, y estos se avian hallado con los christianos quando primero llegamos a ellos y vieron la gente que nos acompañava y supieron dellos la mucha autoridad y dominio que por todas aquellas tierras aviamos traydo y tenido, y las maravillas que aviamos hecho, y los enfermos que aviamos curado, y otras muchas cosas. Y con estos indios mandamos a otros del pueblo que juntamente fuessen y llamassen los indios que estavan por las sierras alçados, y los del rio de Petaan donde aviamos hallado a los christianos : y que les dixessen que viniessen a nosotros porque les queriamos hablar. Y para que fuessen seguros y los otros viniessen : les dimos un calabaçon delos que nosotros trayamos en las manos (que era nuestra principal insignia y muestra de gran estado) y con este ellos fueron y anduvieron por alli siete dias, y al fin dellos vinieron y truxeron consigo tres señores de los que estavan alçados por las sierras que trayan quinze hombres : y nos truxeron cuentas y turquesas y plumas. Y los mensageros nos dixeron que no avian hallado a los naturales del rio donde aviamos salido, porque los christianos los avian hecho otra vez huyr a los montes. Y el Melchior Diaz dixo a la lengua que de nuestra parte les hablasse a aquellos indios, y les dixesse como venia de parte de dios que esta en el cielo : y que aviamos andado por el mundo muchos años diziendo a toda la gente que aviamos hallado, que creyessen en dios y lo sirviessen : porque era señor de todas quantas cosas avia en el mundo. Y que el dava galardon y pagava a los buenos : y pena perpetua de fuego a los malos : y que quando los buenos morian los llevava al cielo donde nunca nadie moria ni tenian hambre ni frio ni sed, ni otra necessidad ninguna : sino la mayor gloria que se podria pensar. Y que los que no le querian creer ni obedescer sus mandamientos los echava debaxo la tierra en compañia de los demonios y en gran fuego : el qual nunca se avia de acabar sino atormentar los para siempre : y que allende desto si ellos quisiessen ser christianos y servir a dios de la manera que les mandassemos que los christianos les ternian por hermanos y los tratarian muy bien : y nosotros les mandariamos que no les hiziessen ningun enojo ni los sacassen de sus tierras sino que fuessen grandes amigos suyos, mas que si esto no quisiessen hazer, los christianos les tratarian muy mal y se los llevarian por esclavos a otras tierras. A esto respondieron a la lengua que ellos serian muy buenos christianos y servirian a dios. Y preguntados en que adoravan y sacrificavan y a quien pedian el agua para sus maizales y la salud para ellos, respondieron que a un hombre que estava en el cielo. Preguntamos les, como se llamava : y dixeron que Aguar, y que creyan que el avia criado todo el mundo y las cosas de el. Tornamos les a preguntar como sabian esto. Y respondieron que sus padres y abuelos se lo avian dicho, que de muchos tiempos tenian noticia desto : y sabian que el agua y todas las buenas cosas las embiava aquel. Nosotros les diximos que aquel que ellos dezian, nosotros lo llamavamos Dios, y que ansi lo llamassen ellos y lo sirviessen y adorasen como mandavamos, y ellos se hallarian muy bien dello. Respondieron que todo lo tenian muy bien entendido, y que assi lo harian. Y mandamos les que baxassen de las sierras y viniessen seguros y en paz, y poblassen toda la tierra y hiziessen sus casas : y que entre ellas hiziessen una para dios, y pusiessen a la entrada una cruz, como la que alli teniamos, y que quando viniessen alli los christianos los saliessen a rescebir con las cruzes en las manos sin los arcos y sin armas, y los llevassen a sus casas, y les [ fol. lj. ]diessen de comer de lo que tenian : y por esta manera no les harian mal, antes serian sus amigos. Y ellos dixeron que ansi lo harian como nosotros lo mandavamos. Y el capitan les dio mantas y los trato muy bien, y assi se bolvieron llevando los dos que estavan captivos y avian ydo por mensageros. Esto passo en presencia del escrivano que alli tenian y otros muchos testigos.