NACAR MARINO

Columnas de plata sostienen el cielo;
varas de jacinto se levantan del mar;
trepan a la bóveda
guirnaldas de flores de sal.

Escamas de sirenas de nácar
envuelven las serpientes
espejantes del mar.

Detrás del firmamento
rueda su bola fría
un sol blanco de cristal.

Su luz esmerilada
llama a todos los peces del mar.

Verticales,
asomando las bocas rosadas,
todos los peces están.