Sus mejores versos
Mujeres y rosas​
 de Federico Balart


Rozagantes, alegres, frescas, lozanas,
la mujer y la rosa son dos hermanas:
flores divinas
impregnadas de aroma, llenas de espinas.
¡Oh mujer! entreabiertos y perfumados,
tus dos labios parecen, acariciados
del tibio aliento,
dos pétalos de rosa que arrulla el viento.
¡Oh rosa! de las auras al manso arrullo
tus pétalos, saliendo de entre el capullo
puros e ilesos,
parecen unos labios que buscan besos.
En las agrias pendientes de nuestra vida,
lo mismo a la bajada que a la subida,
yermo, infecundo,
sin mujeres ni rosas ¿qué fuera el mundo?
Si la gracia es aroma, desde la infancia
son rosas las mujeres por su fragancia;
mas, cual las rosas,
no son las más fragantes las más hermosas.
Rosa y mujer, al rayo del alba pura,
del amor y el rocío cobran frescura;
mas, con el frío,
el amor para en llanto, como el rocío.
Rivales en belleza y en lozanía,
la mujer y la rosa duran un día;
pero su aliento,
aun después de marchitas, perfuma el viento.
Mujer: si osado el hombre tu honor ofende,
la virtud es la espina que te defiende;
con ella armada,
serás, cuanto más dura, más codiciada.
Ya amarillas, ya blancas, ya purpurinas,
rosas verás acaso altas de espinas;
pero ¡ay! paloma
¡la que no tiene espina no tiene aroma!