Muerte y vida
Al ver la noche Adán por vez primera que iba borrando y apagando el mundo, creyó que, al par del astro moribundo, la creación agonizaba entera. Mas, luego, al ver lumbrera tras lumbrera dulce brotar y hervir en un segundo universo sin fin..., vuelto en profundo pasmo de gratitud, ora y espera. Un sol velaba mil: fue un nuevo Oriente su ocaso, y pronto aquella luz dormida despertó al mismo Adán pura y fulgente. ...¿Por qué la muerte al ánimo intimida? Si así engaña la luz tan dulcemente, ¿por qué no ha de engañar también la vida?