Lunes 12 de agosto de 1918, EL DIA

Movimiento Obrero: El mitin obrero de ayer –Importancia que revistió -Orden reinante –Los discursos en la plaza independencia –


Como esperaba ser revistió proporciones extraordinarias el mitin de protesta realizado ayer por los obreros de la capital. Fue todo una demostración de fuerza y solidaridad gremiales, que evidenció el deseo del proletariado metropolitano de sucundar franca y decididamente, la huelga de obreros tranviarios.

Fue así que desde la hora 14, congregaronse numerosos núcleos obreros en avenida 18 de Julio y Médanos, lugar indicado para la formación de la columna. Engrosados sin cesar esos núcleos, sumaban ya varios millares la columna cuando se puso en marcha, poco después de la hora 16. En ese momento la avenida 18 de Julio, desde la mencionada calle Médanos hasta la plaza independencia, ofrecía aspecto inusitado, con sus aceras, y aún la calzada, rebosantes de concurrencia. Los balcones notábase igualmente gran concurrencia, contrastando ese detalle con el aspecto que nuestra principal avenida ofreció en otras manifestaciones del carácter de la realizada ayer. Y bien hizo esa parte de la población metropolitana en presenciar el paso de un mitin que demostró la corrección y cultura de los elementos que lo componían.

Encabezada la columna, tras un pique te de la Guardia Republicana, el núcleo de la Federación Obrera Regional Uruguaya, con cartel y bandera, y tras él los Obreros Municipales –una de las más numerosas agrupaciones del mitin –la Federación Obrera Marítima también numerosa, clubs seccionales socialistas, Comité Contra el Servicio Militar Obligatorio, y otras muchas agrupaciones gremiales, todas ellas con banderas y carteles alusivos. De estos merece citarse uno llevado por los obreros tranviarios con la figura de un motorman no adherido al movimiento. Durante el trayecto los manifestantes, entonaron La Marsellesa y el Himno de los Trabajadores.

Llegados los manifestantes a la plaza independencia –donde esperaban a la columna varios centenares de obreros, -inició los discursos el ciudadano Llorca, en nombre de la Federación Obrera, recalcando sobre el significado de la protesta proletaria y la forma de esa protesta que no podía ser otra, dijo, que el paro general. Siguióle en el uso de la palabra el ciudadano Miramar, quien censuro enérgicamente la actitud de las fuerzas policiales y del ejército, como disonante en un país de instituciones demócratas. Hablo luego el ciudadano Lareu, quien sin dejar de censurar los procedimientos policiales, para los que tuvo enérgicas frases de condenación, manifestó que no podía responsabilizarse de esos atropellos al partido del poder. Como el orador insistiera luego en deslindar responsabilidades en el actual movimiento proletario, mostróse hombre de partido, gran parte del auditorio protesto, obligándole a interrumpir su discurso. El ciudadano Yino Fabri defendió inoportunas frases a Lareu, volviendo este a ocupar la tribuna para cosechar aplausos y aprobaciones al manifestarse categóricamente contra los enemigos de los obreros. Seguidamente ocupo la tribuna el ciudadano Gonzalez, manifestando que no habían sido los anarquistas los interruptores de Lareu, desde que creía que en el pueblo congregado en ese momento no podía haber elementos que coartasen la libertad de pensamiento de un ciudadano porque este expresara convicciones partidistas. Se extendió luego Gonzalez en consideraciones sobre le carácter del movimiento obrero y de las actitudes populares en horas de prueba.

El ciudadano Rodriguez Cosio hablo luego, en nombre del Comité prosalario vital. Con frase oportuna, censuró la conducta de las empresas tranviarias que, reconociendo públicamente, la necesidad de mejorar la situación de los obreros, no habían titubeado en prolongar un Estado de cosas que no tenían, por el momento, otro resultado que el hambre para hombres que, con su trabajo, contribuían al engrandecimiento de esas mismas empresas. Tuvo Rodríguez Cosio frases enérgicas contra la pasividad de las autoridades municipales, “que no servían para nada” según dijo textualmente. Terminó confiando la que llamó “fuerza del pueblo”, capaz de vencer los obstáculos que las empresas se oponen al mejoramiento proletario.

Después de hablar el ciudadano Revellez, arengó a los manifestantes la obrera María Collazo. Evocó esta oradora contra el militarismo contra el cual tuvo palabras de condenación, por entender que los procedimientos utilizados en estos días contra los obreros significaban una regresión a épocas que ella creía desaparecidas para siempre. Refiriéndose a la soberbia de las empresas, y a las seudoaristocracia de ciudadanos de esta sociedades eminentemente democráticas, dijo que olvidaban quienes así pensaban y obraban, “que eran hijos del carnicero o zapatero de la esquina, y de la sirvienta y de la cocinera de enfrente”. –“¿ Con que derecho, pues ellos, hijos del pueblo, queden ahora privar del pan a sus hermanos?” Las palabras de la obrera Collazo fueron largamente aplaudidas.

Mientras se pronunciaban estos discursos en el centro de la plaza, junto a la fuente de Cortier, en otras improvisadas tribunas arengaban también a los manifestantes oradores diversos coincidiendo, en lo fundamental, con la opinión que en síntesis hemos reproducido.

La manifestación se disolvió luego en el mayor orden, sin una nota que desmintiece la cultura que los obreros montevideanos habían demostrado en todo el desarrollo del mitin.

La policía no hizo en el mitin de ayer la ostentación de fuerza acostumbrada. Los destacamentos policiales hallaban apostados en las calles próximas a la avenida 18 de Julio, al comando de subcomisarios y oficiales inspectores. Un destacamento de bomberos permaneció en la calle colonia entre florida y ciudadela, hasta la terminación del mitin.