Mil veces callo que romper deseo
Mil veces callo que romper deseo
el cielo a gritos, y otras tantas tiento
dar a mi lengua voz y movimiento,
que en silencio mortal yacer la veo.
Anda cual velocísimo correo
por dentro el alma el suelto pensamiento
con alto y de dolor lloroso acento,
casi en sombra de muerte un nuevo Orfeo.
No halla la memoria o la esperanza
rastro de imagen dulce y deleitable
con que la voluntad viva segura:
cuanto en mí hallo es maldición que alcanza,
muerte que tarda, llanto inconsolable,
desdén del cielo, error de la ventura.