Mi pensamiento
Bendigo el pensamiento, que no cesa de abrasarse en tus ojos seductores, y alado, como el dios de los amores, siempre a tu oído mi pasión te expresa; que te sigue constante, y se embelesa en vagar por las hojas de tus flores, y te abraza, a pesar de tus rigores, y cuanto más te enojas, más te besa. Pájaro que del vuelo sostenido gime cansado, reposar ansía entre las pajas del oculto nido... ¡Oh Madre del Amor! En este día confúndanse en un trémulo gemido mi pensamiento y la adorada mía.