Mi conversión
Nota: Se ha conservado la ortografía original.
¿Qué es el Espiritismo? ¿Qué hay de cierto en todos esos fenómenos de que nos hablan diferentes publicaciones? Tales fueron los preguntas que hice un buen din a mi amigo D. Joaquin Huelbes.—No puedo responder á V., me contestó, con la concision y rapidez que V. desea, y yo quisiera. Pero le daré algunos libros; estúdielos de buena fé y con ánimo sencillo, y cuando conozca lo doctrina, tendré el gusto de presentarle á un medium para que vea algunos fenómenos, y entonces juzgará. Dióme con efecto las principales obras de Allan Kardec: luego que las hubo leido (lo confieso francamente) mi espiritu quedó abismado por un lado lo consolador y racional de la doctrina entrando de lleno en mi conciencia, me impresionaba de una manera irresistible; por otro luchaba, sin poderlo evitar, contra las convicciones católicas en que me habia educado.
Espúsele mis escrúpulos, discutimos largamente, y tambien debo confesado, no encontré en mi inteligencia razones bastantes pero contrarrestar la poderosa influencia y eficacia de las suyas. Ya en este estado me anunció que á la noche siguiente asistiría a una sesion práctica. A ella fueron invitadas entre otras personas notables y de conocida ciencia los Srs. de Ros de Olano y Hurtado (D. Antonio); nunca olvidaré aquella noche tan feliz para mi. Era el 15 de Julio de 1872.
El que habia de producir el fenómeno, era una persona del pueblo , que ejerce unn industria humilde, y sin mislnctruecion que la puramente elmuental , y nun em incompleto. lista timon. posee entre otras facultades mediunímicna, la de magnetizarse ú ei mismo , sin otro onrilio que el de su voluntad. En monos de dos minutos, quedó completamente mngnetiendo, y despues de dife- reut prueban fisicas. todos outisfiicwríns, y por. testamento comprobadas, pasamos á la del Espi- ritu-Buccd a] somimbulo, nos dijo c1 Sr. Huel- hea, lu preguntas que gusteis de todos los rn- mos del saber ¡mmm-Con cfccn), todos se npreeuraron ú realizarlo, fijándose cada cun] en las ciencias que mejor concein, dirigiéndole pre- guntes deu mayor dificultad, que fueron udnií- rnblemente contestadas, crm uno lucidez, con una elocuencia y en un lenguaje ten elevado, que to- dos candente: estáticos y pendientes de sus pn- lúm-thóme ln m. y alguiendo el curso de mis ¡Baiona i. las ciencias naturales, le pregunté som Geologit, Filartwbgin y Astronomia! en mi soberbia ignorancia creia tener sobre el eo- nímbnlo una gran superioridad; pero ¡cuál fué mi asombro al oírlo discurrir por espacio de tres horas sobre las intrian cuestiones que le pm- puse, con tol elevaoíon de ideas , con teles remnamientos. y con una lógico tan oonhmdente. que bajó ln vista evorgonzado, considerándome un pigmeo‘nl lado de aquel coloso, que se habia colocado i una inmensa distancia sobre lo últi- mo palnbre. de ln eienciul Aquel din quedé cou- vencido de que cl Espiritismo encierra lo verdad que el Cristo enseñó y selló con su sangre. y que dentro dc 61 no hallen todos las soluciones que pueden interesa ú lo humanidad-En una pela- bru, el Espiritismo como religion no es más que un oorolario del Cristianismo , llemudo a anno- niznr con ln ciencia y lo caridnd, que son ene nr- mac, todos las creencias que tienenpor hace el rcconocimieMo de Dios y el de ln inmortalidad del alma. Dedos los circunstancias que ntrnriesri el mundo (olga parecidos á las que procedieron á le venido del Salvador) no serie insensuto supo« ner sn aparicion como unn segunda. revelacion que ln infinita bondad de Dios cn sus inespliea- bles designios se hu dignndo conceder á nuestra pobre humanidad para se‘pomrln del camino de perdiáon ú nue ln llevan los errores de la escue- lnmubc‘rinlietc, myac consecuencias se tocan en ha terribles utopías que egibon los espíritus de todos lar clases sociales. mgendrnndo problemas de muy dificil si no imposible solucion.