Manojo de zarsas/En Cartagena

En Cartagena

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De noche, cuando llego a la muralla

que la lima del tiempo desmorona,

y el mar, ebrio de yodo, se corona

de hirviente espuma que a mis pies estalla,


al pensar en tú ausencia en esa valla

que nos divide, mi pasión se encona...

y mi recuerdo, entonces te aprisiona

en su invisible y resistente malla.


Y entre mí te poseo. Entre mí mismo

te hablo, te aspiro, te contemplo y toco,

como entre las tinieblas de un abismo.


Mis párpados se cierran, poco á poco

y en un largo y supremo paroxismo,

beso tu sombra hasta volverme loco.