Manifiesto de Rafael Tristany tras la creación de la Diputación General de Cataluña
Catalanes:
Heróicas empresas realizadas durante un breve período os han logrado la reconquista de aquellas franquicias alcanzadas con tanta pena y ahogadas por la protexta que enorgulleció á los gobernantes y mintió á los pueblos palabras de libertad.
Las generaciones futuras, con íntimo alborozo, alabarán vuestro triunfo. No habrá quien comprenda cómo en medio lustro habéis ceñido lauros que marcan los esfuerzos titánicos de siete siglos.
Dios ha hecho fructuosa vuestra abnegación, fecundo el valor de la sangre derramada, y ha bendecido á un Rey de clara inteligencia, corazón recto y espíritu cristiano.
Al rayar la aurora del siglo xvi, el siglo del hombre, apiláronse en el firmamento negras nubes, y el despotismo oscureció por completo el sol purísimo de la libertad cristiana. La tempestad condensada asoló nuestros campos, nuestros pueblos y nuestras montañas, arrebató millares de millares de vidas, y ha pervertido hasta ayer todas las conciencias.
Despertó en el horizonte la primera luz de la monar. quia restaurada, de esa monarquía que ostenta la cruz en su diadema, y que, con la espada de la justicia, defiende la tradición y la integridad de la patria; y ábrense los libros de venerandas libertades, y el derecho viene á constituirse base de nuestro ser político.
Las provincias Vascas y Navarra, que han arrollado con su unión y bravura las huestes mercenarias de esos gobiernos de fuerza que los libres se dejan imponer, vénse galardonadas por el Monarca, con la conservación de sus Fueros seculares.
Y Cataluña, que á la par de sus hermanas del Norte va rescatando los pueblos del despótico yugo revolucionario, recibe la prueba más fehaciente del cariño y predilección que la profesa el Rey N. S., D. Carlos VII (q. D. g.), creando la Diputación general catalana, con lo cual devuelve al Principado su autonomía administrativa, y echa los cimientos de la legislación de nuestros pasados.
Responda nuestra adhesión á la real gracia del beneficio otorgado. Concluyamos pronto con decisión y energía la obra comenzada, y lo que ahora es augurio, será realización completa, ya que el Rey, que no tiene más que una palabra, la empeñó de devolvernos nuestras codiciadas libertades.
Cataluña recibe hoy el más preciado dón: leed el real decreto de concesiones; ábranse los códigos de nuestras libertades, y veréis que el amor del Monarca sobrepuja los deseos del país, ya que jamás adquirió un pueblo más desenvolvimiento y representación, ni Soberano alguno comprendió más á su pueblo. ¡Catalanes! fe, abnegación y patriotismo, y habremos salvado el sagrado depósito de nuestros fueros.
Amor, respeto y agradecimiento, y la Monarquía Cristiana, salvando a España, librará a Europa de la barbarie moderna.
Al encargarme del mando del Principado, os repite sus acendradas promesas de lealtad, benignidad y justicia, vuestro General en Jefe interino de Cataluña.
Cuartel general de Olot, I.º de Octubre de 1874.
Fuente
editar- Narración militar de la Guerra Carlista de 1869 a 1876. Tomo XI (1888). Páginas 115-117.