​Madrigal​ (1897) de Cecilio Acosta

Echó de menos la Aurora

una vez su luz que dora,

y como día tras día

pálida siempre salía,

dando quejas lastimosas,

lloró perdidas sus rosas,

y en encontrarlas se aferra

corriendo cielos y tierra...

Delia, ya sé que es robado

el esplendor con que brillas,

y que la Aurora ha encontrado

sus rosas en tus mejillas.