Madrid en enero de 1868
Frío, atrozmente frío sigue el tiempo; su reinado se va haciendo insoportable, y si pronto no pasa, acabarán sus rigores por esterilizarlo todo. Los ríos se hielan, las plantas perecen, los animales buscan el sol, un sol que tiene cara de convaleciente, llénanse los hospitales, y en fin, hasta el hombre más laborioso pierde la gana de trabajar. Algo hay, sin embargo, que no se hiela: por ejemplo, el corazón del avaro y el corazon de la coqueta, pero si no se hielan, es por la sencilla razón de que ya están helados, porque en ellos reina constantemente una temperatura de carámbano. Todas las cosas se resienten, más o menos, del frío reinante: la bolsa, el teatro, los paseos, el comercio: la bolsa baja, los teatros no se llenan, los paseos se ven poco frecuentados; al contrario, el bracero, la estufa y la chimenea son buscados con afán creciente.
Pero ¿quién dijo frío? ¡Fuera pereza!
Salgamos de casa, a ver lo que ocurre en esos mundos de Dios, y lo que por los primeros pasos del año nuevo puede esperarse de él para lo sucesivo; por el hilo suele sacarse el ovillo.
En el vecino reino de Portugal ha habido cambio de gabinete, a consecuencia de la agitación producida por los nuevos impuestos, aceptados por las Cortes el año último. En Lisboa y Oporto las manifestaciones fueron tumultuarias, pero se calmaron así que se tuvo noticia de la caída del ministerio,
Las circulares menudean: en una de las últimas del gobierno francés, se declara que el objeto de la Conferencia sobre los asuntos de Roma, es sólo distribuir entre las naciones que a ella acudan el grave peso de la responsabilidad que Francia había echado sobre sus hombros: sostener una difícil armonía en la Italia libre hasta el Adriático, y el poder temporal en el patrimonio de San Pedro.
En Bélgica continúa el movimiento contra el actual sistema militar. Varias personas notables de Bruselas y los delegados de las primeras ciudades del reino, han acordado establecer una sociedad con el título de Liga para la abolición de las quintas.
La crisis ministerial italiana se resolvió por fin, quedando al frente del gobierno el general Menabrea: la lentitud con que se ha resuelto, revela de un modo indudable las muchísimas dificultades que ofrece la situación del país, complicada con las que presentan las relaciones exteriores.
El gobierno austriaco aumenta sus armamentos y fortificaciones; en Cracovia se construirán algunas nuevas, y la frontera de Galitzia recibirá considerables refuerzos militares.
Bismark está de enhorabuena, puesto que ya han reconocido la Confederación de la Alemania del Norte, Inglaterra, Austria, Rusia, Italia y Francia.
Llega a tal punto la alarma en Inglaterra con motivo de las travesuras de ese misterioso duende llamado fenianismo, al que la imaginación novelera del pueblo atribuye un poder diabólico, que ha llegado a temerse por la seguridad personal de la reina Victoria, universalmente querida y respetada. Los habitantes de Cowes le ofrecieron dar por sí mismos la guardia en el palacio de Osborne, donde actualmente reside; a lo cual contestó que no experimentaba temor alguno, y que les agradecía aquel testimonio de fidelidad y adhesión. Siguen adoptándose numerosas precauciones en los puertos, arsenales, cárceles y plazas fuertes, para evitar golpes de mano.—El número de agentes de policía que últimamente han jurado su cargo en Inglaterra, se valúa en 100,000: además, el gobierno ha enviado a los Estados-Unidos muchos de sus agentes más linces y más diestros, para que le pongan al corriente de los trabajos de los fenianos, los cuales se asegura que tienen allí su cuartel general.
Habiéndose dicho que el gobierno inglés iba a suspender el habeas corpus, el Observer de Londres declara prematura esta noticia, añadiendo que existen medios legales bastantes para acabar con el fenianismo en Inglaterra.
Por último, en el mismo Reino Unido de la Gran Bretaña, se repiten con frecuencia manifestaciones en favor de la Iglesia Católica y del poder temporal.
El movimiento insurreccional de Candía va en aumento, pues se extiende hacia la parte oriental del territorio, que hasta ahora no había tomado una parte tan activa en la lucha contra las autoridades otomanas.
Los despachos trasmitidos por el cable, siguen anunciando huracanes y terremotos en diversos puntos de América. Solamente en Puerto-Rico se han sentido en el breve espacio de ocho días, ciento catorce oscilaciones, ocasionando numerosos hundimientos de edificios públicos y particulares, profundamente sentimos las desgracias que afligen a nuestros hermanos de Ultramar, y que han producido la ruina de innumerables familias.
Haití continúa siendo teatro de escenas horribles. El general Montes parece que ha sido asesinado en la cárcel, por orden del presidente Salnave. Los pormenores de este asunto espantan; refiérese que dicho general fue primero envenenado, y que el carcelero le deshizo después la cabeza con una barra de hierro. A un hermano de Montes, que se hallaba preso en la misma cárcel, le obligaron a presenciar el acto. No es, por tanto, extraño que infinidad de familias huyan de aquel país salvaje.
El capitán Long, que manda el buque ballenero Nilo, ha sido el primero que ha arribado a las costas de las tierras polares, situadas a los 78° 30'. El terreno es muy elevado, y las tierras bajas, donde no se ha visto nieve, se hallan cubiertas de una hermosa y abundante vegetación.
Dice un periódico que dentro de breves días comenzará el derribo de la manzana de casas que hay frente del teatro del Príncipe , cuya demolición dejará al mencionado coliseo formando uno de los frentes de la espaciosa plaza de Santa Ana, hoy del Príncipe Alfonso, la cual se convertirá en un elegante mercado de pájaros y flores.
Excita la curiosidad del público una cabeza, producto artificial (según se deduce del anuncio de la empresa) que, habla, íbamos a decir que por los codos. No hay que admirarse de ello; es un espectáculo que se ve todos los días. Por eso puso, con razón, el fabulista en boca de la zorra esta intencionada seguidilla,
Dijo la zorra al busto
despues de olerlo:
«tu cabeza es hermosa,
pero sin seso.»
Como este hay muchos,
que aunque parecen hombres
sólo son bustos.
Un libro de poesía acaba de ver la luz pública. Titúlase El drama del alma, algo sobre Méjico y Maximiliano. Con decir que este libro es de Zorrilla, ocioso parece añadir que encierra bellezas de primer orden. En la parte que pudiéramos llamar histórica, por lo que se relaciona con los sucesos a que dio origen el establecimiento del último imperio mejicano, hasta su ruina y el desgraciado fin de aquel príncipe, el poeta juzga, así el país y los acontecimientos de que fue teatro, como los partidos e intereses que lo dividían, los hombres que más influencia han tenido en sus destinos, y la conducta de las naciones europeas que más o menos directamente contribuyeron al cambio radical de las instituciones. Considerando el libro como un desahogo del corazón de su autor, a quien unían vínculos de simpatía y de gratitud con la familia imperial, rasgos hay en él de tan comunicativo sentimiento que el lector no puede menos de asociarse a la pena del poeta, que en todo el libro ha derramado a manos llenas las ricas flores de su inagotable inspiración. Pero cuando vemos a Zorrilla de regreso en España, cuando recorre los lugares donde pasó los primeros años de su vida, entonces su inspiración toma la sencillez, el colorido y el sabor legendarios que hacen de él un poeta singularísimo. De buena gana copiaríamos toda esta parte de su obra, pero habremos de contentarnos con reproducir en el lugar correspondiente los versos en que recuerda a su madre, dignos compañeros de los que con el título de Las hojas secas la dedicó en otro tiempos, y que tanto eco halló en todos los corazones.