Música en verso/Elogios líricos
Oh Rubén Darío, oh magno poeta
Tus "Prosas Profanas" hiciéronme santo,
Ungieron mi alma con óleo divino,
Con óleo divino de santa poesía.
Tu amabas los cisnes, yo adoro tus versos
Que sen blancos cisnes, que plácidamente
En el terso lago de mi alma bogan,
Dejando una estela de Arte y de ensueño.
Cuando tocas con tus manos, (¿manos?, ¡alas!) el teclado
Nuestro espíritu concéntrase, noblemente emocionado,
Y se olvida, (dulce olvido), de su cuerpo maculado,
Y en el cálido estallido de una espléndida ovación
Se hace carne y enguirnalda la divina ejecución
De tus manos, (¿manos?, ¡alas! ), que abren campo a la emoción.
Cuando tocas con tus manos, (¿manos?, ¡filtros!) el teclado
Cada nota gime o canta como un pájaro encantado
Bajo cada dedo tuyo, sacerdote de belleza
Que obedece al Gran Pontífice Soberano: tu cabeza,
Bajo cada dedo tuyo que es un brujo de emoción,
Que en hechizos melodiosos nos fascina el corazón.