Nota: Se respeta la ortografía original de la época

VII

INTRA VULNERA TUA ABSCONDIME


La desventura me quitó el regalo
y la serena paz de la existencia,
y sembré muchos odios; mi conciencia
clamaba sin cesar: Eres muy malo!


Después, la dicha me libró del cieno;
un rayito de sol doró mi frente,
y sembré mucho amor, y dulcemente
clamaba mi conciencia: Eres muy bueno!
 
 

Ay! —me dije, con tono de reproche,—
qué menguada virtud la que me alienta
si solo en el placer abre su broche.....


Hoy bendigo á Jesús en la tormenta,
hoy su roto costado es mi sangrienta
guarida, en lo infinito de mi noche!