Lucrecia (de Arguijo)
XV.
Lucrecia.
Baña llorando el ofendido lecho
De Colatino la consorte amada,
Y en la tirana fuerza disculpada,
Si no la voluntad, castiga el hecho.
Rompe con hierro agudo el casto pecho,
Y abre camino al alma, que indignada
Baja á la obscura sombra, de vengada.
Aun duda si su agravio ha satisfecho[1].
Venció al paterno llanto endurecida,
Y de su esposo el ruego, que no basta,
Menospreció con un fatal desvío[2].
«Ceda al debido honor la dulce vida[3]:
Que no es bien, dijo, que otra menos casta[4]
Ose vivir con el ejemplo mio.»