Los pesares de la ausencia
De dos tiernas amantes tortolillas, cautivé con mis brazos una de ellas, y la otra repitiendo sus querellas, batió en mi seguimiento sus alillas; cansada se volvió a las florecillas donde antes disfrutaron horas bellas, y acusando en su canto a las estrellas no picaba la flor, ni las semillas. Apiadado de verla en tal tristura llevando su dolor de rama en rama, a la otra desaté la ligadura: Con que si de esta suerte, Nise, exclama la tortolilla a quien ausencia apura, ¿qué hará sin verte el racional que te ama?