Nuevas fábulas
Los nidos

de Felipe Jacinto Sala



-«¿Por qué con mano aleve destruiste
»los nidos de las pobres Golondrinas?
»Desoladas y atónitas ahora,
»junto al alero con dolor se agitan,
»buscando en vano la anhelada cuna
»que tu malicia convirtió en ruinas.
»Sin abrigo, sin techo hospitalario,
»¿a dó irán esas tiernas avecillas?
»¿A qué reír? ¿No sabes tú, hijo mío,
»que ellas son mensajeras de la dicha:
»que ellas traen ventura a la morada
»que las brinda benéfica acogida?
»Cada año, al asomar la primavera,
»¿te acuerdas con qué amor las recibía?
»Ora huirán llevándose consigo
»la paz de nuestro hogar.»-
-«¡Bah! tonterías
-le contestó el rapaz;- rancios consejos
»que la razón no admite en nuestros días.
»Mi primo, que es gran voto en la materia,
»y, que ha cursado ya filosofía,
»-nuestra caduca sociedad, me ha dicho,
reformas radicales necesita.-
»Yo soy de igual sentir.-Guerra a ficciones,
»que la ignorancia estúpida prohíja;
»guerra a esos nidos que el error protege
»por rutina, con sobra de injusticia.
»Y además, si es molesta su presencia,
»¿para qué quiero yo las Golondrinas?»-
-«Atiende bien: para el progreso humano,
»las reformas son buenas, son precisas;
»pero es mejor guardar (aunque lo sea)
»el error que conserva y edifica,
»que ahuyentar esas aves indefensas,
»de tanta utilidad a las campiñas,
»que, si quier por los bienes que producen,
»deben ser respetadas y queridas.»-





Dejad colgar su nido en los aleros
a las pobres errantes golondrinas.
Conspirar contra seres inocentes
es un acto de negra alevosía.