Los maderos de San Juan
¡Aserrín! ¡Aserrán Los maderos de San Juan, Piden queso, piden pan, Los de Roque Alfandoque, Los de Rique Alfeñique ¡Los de triqui, triqui, tran! Y en las rodillas duras y firmes de la Abuela, Con movimiento rítmico se balancea el niño Y ambos agitados y trémulos están, La abuela se sonríe con maternal cariño Mas cruza por su espíritu como un temor extraño Por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño Los días ignorados del nieto guardarán. Los maderos de San Juan Piden queso, piden pan. ¡Triqui, triqui, triqui, tran! Esas arrugas hondas recuerdan una historia De sufrimientos largos y silenciosa angustia Y sus cabellos, blancos, como la nieve, están. De un gran dolor el sello marcó la frente mustia Y son sus ojos turbios espejos que empañaron Los años, y que, ha tiempos, las formas reflejaron De cosas y de seres que nunca volverán. Los de Roque, alfandoque ¡Triqui, triqui, triqui, tran! Mañana cuando duerma la Anciana, yerta y muda, Lejos del mundo vivo, bajo la oscura sierra, Donde otros, en la sombra, desde hace tiempo están Del nieto a la memoria, con grave son que encierra Todo el poema triste de la remota infancia Cruzando por las sombras del tiempo y la distancia De aquella voz querida las notas vibrarán! Los de Rique, alfeñique ¡Triqui, triqui, triqui, tran! Y en tanto en las rodillas cansadas de la Abuela Con movimiento rítmico se balancea el niño Y ambos conmovidos y trémulos están, La Abuela se sonríe con maternal cariño Mas cruza por su espíritu como un temor extraño Por lo que en lo futuro, de angustia y desengaño Los días ignorados del nieto guardarán. ¡Aserrín! ¡Aserrán! Los maderos de San Juan Piden queso, piden pan, Los de Roque Alfandoque Los de Rique Alfeñique ¡Triqui, triqui, triqui, tran! ¡Triqui, triqui, triqui, tran!