Los intereses creados: Acto I, Cuadro segundo, Escena X

Los intereses creados
Acto I: Cuadro segundo, Escena X
de Jacinto Benavente

LEANDRO y SILVIA, que salen por la primera derecha. Al final, CRISPÍN
LEANDRO.-¡Silvia!
SILVIA.-¿Sois vos? Perdonad; no creí hallaros aquí.
LEANDRO.-Huí de la fiesta. Su alegría me entristece,
SILVIA.-¿También a vos?
LEANDRO. -¿También, decís? ¡También os entristece la alegría!...
SILVIA.-Mi padre se ha enojado conmigo. ¡Nunca me habló de este modo! Y con vos tambien estuvo desatento. ¿Le perdonáis?
LEANDRO.-Sí lo perdono todo. Pero no le enojéis por mi causa. Volved a La fiesta que han de buscaros y si os hallaran aqui a mi lado,..
SILVIA.-Tenéis razón. Pero volved vos también. por qué habéis de estar triste?
LEANDRO.-No; yo saldré sin que nadie lo advierta... Debo ir muy lejos
SILVIA.-¿Qué decís? ¿No os trajeron asuntos de importancia a esta ciudad? ¿No debíais permanecer aquí mucho tiempo
LEANDRO.-¡No, no! ¡Ni un día más! ¿Ni un día más!
SILVIA-Entonces... ¿Me habéis mentido?
LEANDRO.-¡Mentir!... No... No digáis he mentido No ésta es la unica verdad de mi vida...¡Este sueño que no debe tener despertar! (Se oye a lo lejos la música de una canción hasta que cae el telón.)
SILVIA.-Es Arlequín que canta... ¿Qué os sucede? ¿Lloráis? ¿Es la música la que os hace llorar? ¿Por qué no decirme vuestra tristeza.?
LEANDRO.-¿Mi tristeza? Ya la dice esa canción. Escuchadla.
SILVIA.-Desde aquí sólo la música Se percibe;las palabras se pierden. ¿No la sabéis? Es una canción al silencio de la noche, y se llama El reino de las almas. ¿No la sabéis?
LEANDRO.-Decidla
SILVIA.-
La noche amorosa, sobre los amantes
tiende de su cielo el dosel nupcial.
La noche ha prendido sus claros diamantes
En el terciopelo de un cielo estival.
El jardín en sombra no tiene colores,
y es en el misterio de su oscuridad
susurro el follaje, aroma las flores
y amor.. un deseo dulce de llorar.
La voz que suspira, y la voz que canta
y la voz que dice palabras de amor,
impiedad parecen en la noche santa,
como una blasfemia entre una oración.
¡Alma del silencio, que yo reverencio,
tiene tu silencio la inefable voz
de los que murieron amando en silencio,
de los que callaron muriendo de amor,
de los que en la vida, por amamos mucho,
tal vez no supieron su amor expresar!
¿No es la voz acaso que en la noche escucho
y cuando amor dice, dice eternidad?
¡Madre de mi alma! ¿No es luz de tus ojos
la luz de esa estrella
que como una lágrima de amor infinito
en la noche tiembla?
¡Dile a la que hoy amo que yo no he amado nunca
más que a ti en la tierra,
y desde que has muerto sólo me ha besado
la luz de esa estrella!
LEANDRO.-¡Madre de mi alma! Yo no he amado nunca
más que a ti en la tierra,
y desde que has muerto
sólo me ha besado
la luz de esa estrella.
(Quedan en silencio, abrazados mirándose.)
CRISPÍN-(Que aparece por la segunda izquierda. Aparte.)
¡Noche, poesía, locuras de amante!...
¡Todo ha de servirnos en esta ocasión!
¡El triunfo es seguro! ¡Valor y adelante!
¿Quién podrá vencernos si es nuestro el amor?
(Silvia y Leandro, abrazados, se dirigen muy despacio a la primera derecha. Crispín los sigue sin ser visto y por ellos. El telón va bajando muy despacio.)
TELÓN

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