Los gatos (Melgar)
Una gata parió varios gatitos,
uno blanco, uno negro, otro manchado;
luego que ellos quedaron huerfanitos
los perseguía un perro endemoniado;
y para dar el golpe a su enemigo
no había más remedio que juntarse,
y que la dulce unión fuese su abrigo.
Van pues a reunirse, y al tratarse
sobre quién de ellos deba ser cabeza,
maullando el blanco dijo: A mí me toca
por mi blancura, indicio de nobleza.
El negro contestó: Calla la boca;
el más diestro y valiente mandar debe.
Malo, dijo el manchado, si esto dura
temo que todo el Diablo se lo lleve.
Unión y mande el digno. Esto es locura,
gritó el blanco; y el negro le replica.
Se dividen por fin en dos partidos;
la ira y la turbación se multiplican,
se arañan, gritan, y a sus alaridos
acude mi buen perro y los destroza.
Si a los gatos al fin no parecemos,
paisanos ¿esperamos otra cosa?
¿Tendremos libertad? Ya lo veremos…