Los dos perros (Samaniego)

Los dos perros
de Félix María Samaniego


Procure ser en todo lo posible,
El que ha de reprender, irreprensible. 

Sultán, perro goloso y atrevido,
En su casa robó, por un descuido, 
Una pierna excelente de carnero. 
Pinto, gran tragador, su compañero, 
Le encuentra con la presa encarnizado 
Ojo al través, colmillo acicalado, 
Fruncidas las narices y gruñendo. 
«¿Qué cosa estás haciendo, 
Desgraciado Sultán?» Pinto le dice; 
«¿No sabes, infelice,
Que un Perro infiel e ingrato, 
No merece ser Perro, sino gato? 
¡Al amo, que nos fía
La custodia de la casa noche y día, 
Nos halaga, nos cuida y alimenta, 
Le das tan buena cuenta,
Que le robas, goloso,
La pierna del carnero más jugoso!
Como amigo te ruego
No la maltrates más: déjala luego.» 
«Hablas, dijo Sultán, perfectamente. 
Una duda me queda solamente 
Para seguir al punto tu consejo: 
Di, ¿te la comerás, si yo la dejo?»