Los dos machos
de Félix María Samaniego


Dos Machos caminaban: el primero, 
Cargado de dinero,
Mostrando su penacho envanecido, 
Iba marchando erguido
Al son de los redondos cascabeles. 
El segundo, desnudo de oropeles, 
Con un pobre aparejo solamente, 
Alargando el pescuezo eternamente, 
Seguía de reata su jornada, 
Cargado de costales de cebada. 
Salen unos ladrones, y al instante 
Asieron de la rienda al arrogante; 
Él se defiende, ellos le maltratan,
Y después que el dinero le arrebatan, 
Huyen, y dice entonces el segundo:
«Si a estos riesgos exponen en el mundo 
Las riquezas, no quiero, a fe de Macho, 
Dinero, cascabeles ni penacho.»