Los dos lados de todas las cuestiones

Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.


Los dos lados de todas las cuestiones.

— ¿Por qué estás triste y taciturno? decia la hermosa Rosalía á su joven amado, cursante de estadística.

— Porque estoy calcTilando, vida mia; que en cada minuto que recorre la manecilla de tu reloj mueren sesenta personas en el mundo, y es preciso confesar que esto es grave, demasiado grave para que no pensemos en ello, y demasiado terrible para que no estemos tristes.

— Vé ahí una cosa particular, dijo Rosalía, yo miro la cuestión por el lado contrario; yo pienso que en cada segundo, que en cada pulsación de mi arteria debe nacer lo menos uno; esto es, sesenta ó algo mas en cada minuto.

Dime ahora, al mirar mi reloj con la misma idea: ¿no es la imagen que yo me formo mucho mas agradable?